La oveja negra

«En un lejano país existió hace muchos años una oveja negra. Fué fusilada. Un siglo después, el rebaño arrepentido le levantó una estatua ecuestre que quedó muy bien en el parque.  Así, en lo sucesivo, cada vez que aparecían ovejas negras eran rápidamente pasadas por las armas para que las futuras generaciones de ovejas comunes y corrientes pudieran ejercitarse tambien en la escultura.»

«La oveja negra»
es uno de los cuentos más conocidos y admirados de Augusto Monterroso, ése magnífico contador de historias llamado por muchos el gran maestro del relato breve.

Hablaros de Monterroso es hablaros de uno de los más importantes y galardonados escritores que Hispanoamérica nos ha dado en el siglo XX (ha sido premio nacional de literatura en Guatemala). De sus cuentos Italo Calvino ha dicho que son los más hermosos del mundo. Podremos estar o no de acuerdo, pero  en lo que todos coincidimos es que ninguno de ellos nos causa indiferencia.

Aunque Augusto Monterroso nació en Tegucigalpa (Honduras, 1921), su niñez y juventud las vivió en Guatemala, en esa Guatemala marcada por los alzamientos populares,  las crisis políticas y los cuartelazgos, en donde él fundó la revista Acento, adoptando un carácter crítico y revolucionario que le obligó a exiliarse en los años 40.

Reside en mexico desde 1944, ciudad donde trabaja y donde verá la luz su primera obra:  «Obras completas (y otros cuentos)». Se trata de un libro que me veo incapaz de adscribir a un género determinado, pero que marca el comienzo de una serie de creaciones donde la sátira y la ironía brillan con luz propia y de un modo tan peculiar que nadie se atreverá a imitar.

Después vino «La oveja negra y otros relatos». Debeis de permitirme que me decante especialmente por esta pequeña reunión de fábulas, cada cual más satírica e ingeniosa, donde Monterroso logra mostrarnos de un modo magistral su burlesca, casi cruel, definición del ser humano:

«El hombre no se conforma con ser el animal más estúpido de la creación. Encima se premite el lujo de ser el único ridículo.»

En este libro, Monterroso nos plantea todos los enigmas y preguntas que a lo largo de la vida se cuestiona el ser humano, pero siempre con cierto carácter irónico y humorístico:

» las cosas no son tan simples- pensaba aquella tarde el Bien- como creen algunos niños y la mayoría de los adultos- Todos saben que en ciertas ocasiones yo me oculto detrás del mal, como cuando te enfermas y no puedes tomar un avión y el avión se cae y no se salva ni Dios; y es que a veces, por lo contrario, el mal se esconde detrás de mí, como aquel día en que el hipócrita Abel se hizo matar por su hermano caín para que éste quedara mal con todo el mundo y no pudiera reponerse jamás. Las cosas no son tan simples»

A este apasinado de la música, que todavía escribe con lápiz y máquina de escribir, se le considera el autor del cuento más corto de la literatura, al que ha osado llamar El Dinosaurio:

» Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí»

En «La oveja negra y otros relatos» también hace Monterroso un sincero homenaje a un contemporáneo suyo, Frank Kafka, al que brinda uno de sus más hermosos cuentos: La Cucaracha Soñadora:

«Era una vez una cucaracha llamada gregorio samsa que soñaba que era una cucaracha llamada frank kafka que soñaba que era un escritor que escribía acerca de un emplado llamado gregorio samsa que soñaba que era una cucaracha»

Además, Monterroso pretende acercarnos en esta coleccion de relatos y fábulas a sus  literatos y pensadores más admirados, aunque eso lo acostumbra a hacer en la mayoría de sus libros. Es fácil encontrarnos cuentos en los que nos habla de su idolatrado Borges, de Kafka, de Sartre, de Echenique, y, como no, de los clasicos:

» Sócrates dijo: sólo sé que no sé nada. eso loe valió la reputación de ser el filósofo más ignorante hasta nuestros días. Por eso, más listo, su discípulo Platón dejaba entrever apenas que él solamente lo había olvidado todo»

¿Pero qué busca Monterroso con esa prosa sencilla, concisa y aparentemente ( ojo, sólo en apariencia) sin complejidad?  En una entrevista que pudimos leer hace poco nos reconocía su firme propósito:

«Mi intención es combatir el aburrimiento e irritar a los lectores, principio este último irrenunciable. Aunque por momentos he logrado lo pimero, siempre fracaso en lo segundo, pues desde Horacio sabemos que en este género de obras todo lector vé siempre retratados a los demás pero nunca a sí mismos»

Monterroso logra con esta obra capturar al lector, apoderarse de nuestra imaginación desde un primer momento, y finalizar cualquiera de sus libros provoca la irrefenable necesidad de leerlo por segunda vez, como si una sola lectura no fuese suficiente para captar toda la profundidad de su sátira, toda la elocuencia de su cruel crítica de la realidad:

» En cierta ocasión me preguntaron si en lo que escribo hay algún mensaje. Yo le contesté que sí, que en todo lo que escribo hago llamados a la revolución, pero desgraciadamente en una forma tan sutil que por lo general mis lectores se vuelven reaccionarios»

E igual que una única lectura nunca es suficiente cuando se trata de Augusto Monterroso, tampoco parece que un sólo artículo sea suficiente para poder tan siquiera definir lo que significa su obra para los amantes de la buena literatura.  ¿No creeis vosotros también que Monterroso bien merece una segunda parte?

Continuará…

comentarios
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