«El hombre que humilló a Chevron»

Publicado: 8 junio, 2011 en Medio Ambiente..., Recursos para la EA
el abogado que humillo a Chevron
El País (Álvaro García). Imagen de Pablo Fajardo

Cuando cojáis vuestros coches y encendáis sus motores, recordad que detrás de cada litro de gasolina puede haber una historia como ésta.

«El hombre que humilló a Chevron» es una magnífico reportaje que el periodista Pablo Ximénez de Sandoval publicó en El País el pasado lunes. Uno de estos trabajos periodísticos que si no fuese por la cruda realidad que refleja harían gozar de su lectura como si fuese simplemente la pluma de un gran contador de historias literarias.

Pero no es así. Sino que se trata de una historia real gracias a la cual una profesión, la periodística, recupera parte de la dignidad perdida y asume su responsabilidad con la sociedad mostrando el lado más débil, el que se enfrenta sin armas a los «tiburones», ante la ciega mirada de la justicia.

Ximénez de Sandoval describe una grave crisis ambiental tan real como las miles de muertes que ha producido, a través de la vida de un hombre, Pablo Fajardo, que superó las adversidades y la miseria ecuatoriana para luchar contra la empresa petrolera más importante de los EEUU, TEXACO, demandando lo que por justicia corresponde a su pueblo.

Se trata de la historia de una catástrofe ecológica 30 veces mayor que la del vertido del petrolero Exxon Valdez,  y de una sentencia, que EEUU se niega a ejecutar, que fija la indemnización más cuantiosa de la historia por un delito medioambiental: 8.560 millones de dólares.

Este abogado describe con gran plasticidad su juventud en la amazonía ecuatoriana: «Imagínese que sale a la calle después de haber caído un chaparrón y va en chancletas. Ahora imagínese que en vez de agua es petróleo. La vida aún es así en Sucumbíos» .

Esta sentencia es sólo un paso importante en un largo proceso judicial que continúa y del que aún no se atisba el final, tal y como se describe en el artículo. Una lucha en la que Goliat ha recibido apoyo y ayuda de numerosas personas y abogados, pero en la que también ha perdido a seres queridos por enfrentarse a un gigante que ha presentando miles de excusas y alegaciones pero en la que nunca ha podido negar la evidencia: que el petróleo sigue en los campos de Sucumbíos.

Magnífico reportaje que nos recuerda que detrás de un problema ambiental existe, casi siempre, un drama humano.

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