La Comisión Europea está desarrollando una campaña de comunicación con el eslogan “Un mundo que te gusta. Con un clima que te gusta”, cuyo objetivo es «identificar y aplicar soluciones prácticas de lucha contra el cambio climático, mostrando como las medidas de reducción de emisiones pueden mejorar la calidad de vida de los europeos y proporcionar beneficios económicos».
Lo más interesante de este proyecto (cuya principal herramienta de comunicación es la Web) es el apartado de divulgación de experiencias exitosas de reducción de la huella de carbono por parte de consumidores, centros educativos, museos, constructores y arquitectos…
De todas las experiencias que he podido ver en esta web, Me ha sorprendido por su originalidad el plan de transferencia térmica de la estación central de Estocolmo que transforma en energía el calor corporal de los viajeros.
La ciudadanía informada y concienciada necesita, además, que se pongan a su disposición las herramientas necesarias para poder actuar, los medios y las alternativas. Un ejemplo de ello es la reducción de la huella de carbono de los vehículos privados. Mientras no se incentive el uso del transporte público, se diseñen planes de movilidad que satisfagan las necesidades de la mayoría, y se hagan con una buena relación calidad-precio, será muy difícil que los y las ciudadanas cambien hábitos de vida muy arraigados.
El consenso es clave, como también lo son los procesos abiertos de toma de decisiones (de abajo a arriba – bottom up), que implican la creación de canales de participación que permitan a ciudadanos y organizaciones participar activamente en la toma de decisiones que afectan a los intereses comunitarios.
Sólo desde la participación e implicación de todos en el diagnóstico de los problemas y la discusión de las soluciones se resolverán los problemas complejos o globales. Mientras tanto, el calentamiento global sigue avanzando.