Esta semana leía una carta de un lector del periódico El Pais en el que el autor afirmaba que «Einstein nunca tendrá acento gallego».
Este persuasivo titular transmite la tragedia que está viviendo -con la crisis como excusa- el sector más preparado del país para promover el desarrollo socio-económico de nuestra sociedad.
En la referida carta se denunciaba la actual gestión de la investigación en Galicia. Así (cito textualmente), «la Xunta de Galicia pone punto y final al prometedor y bien estructurado plan INCITE de investigación, y este año ya no salen convocatorias para solicitar contratos para investigadores gallegos: ni para que continúen los que están, ni para que vuelvan los que se han ido (algún país se beneficiará de todo el dinero invertido en la formación de estos cerebros)».
Esta situación está siendo también denunciada por el colectivo de investigadores gallegos PRECARIOS-Galicia y su plataforma estatal, que llevan años exigiendo un estatuto del investigador decente.
Eliminada una de las principales fuentes de financiación de la investigación en Galicia, el programa INCITE, tan sólo nos quedaban las convocatorias europeas de fondos de investigación para poder continuar con la contratación y desarrollo de los proyectos vigentes. Pero parece que esto también se va acabar, debido una vez más a una mala política de la Xunta de Galicia.
O al menos eso es lo que denuncia el profesor García Mira -que ha conseguido recientemente un proyecto de investigación financiado por la Comisión Europea- en un artículo publicado por La Voz en el que denuncia que la la Xunta de Galicia decidía contratar a una empresa consultora para captar subvenciones a proyectos europeos de I+D+i a pesar de que la Comisión Europea nunca atiende a consultores en materia de propuestas de proyectos, pues sólo atiende a agentes de las administraciones o a los propios participantes de los consorcios proponentes.
En conclusión, vivimos en un país en el que la industria altamente contaminante (veáse As Pontes, Meirama), el sector primario (recuérdese la perpetua crisis del sector lácteo) y la destrucción del territorio siguen siendo las «principales fuentes de riqueza».
Y en vez de buscar un futuro esperanzador invirtiendo recursos económicos y humanos en aquello que nuestros dirigentes se jactan de llamar I+D+i (pero sin saber que significan estas siglas), en Galicia derrochamos el capital humano de nuestros científicos arrastrándolos a las inmensas colas del paro o a emigrar a aquellos países en los cuales luego nos queremos ver reflejados (Alemania, Noruega, Suecia, Finlandia…).
Una tragedia que me hace reflexionar -volviendo a aquella carta del lector- que si Albert Einstein tuviese la desgracia de nacer en Galicia podría trabajar en alguna empresa constructora, tal vez en Inditex o posiblemente – con un poco de suerte- -sería funcionario.Pero desde luego, nunca desarrollaría la teoría de la relatividad.
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